
Mucho se ha hablado ya sobre el coronavirus, pero todavía hay quien duda o no tiene claro cómo actuar para proteger su propia salud y la de todos.
Estamos observando desde posturas negacionistas de la gravedad potencial de la situación que llevan a comportamientos irresponsables, hasta actitudes alarmistas que contribuyen a generar una situación de pánico social.
Al final, lo que se acaban dejando de lado son las medidas más simples, sensatas y eficaces, no solo para la prevención individual sino, sobretodo y más importante, para conseguir una protección colectiva.
Para empezar, tres aspectos claves de esta epidemia que nos implican a todos:
- Se contagia muy fácil y rápido, aunque nos encontremos “bien y sin síntomas”.
- Un aumento rápido de contagios conlleva un aumento rápido de casos graves que pueden colapsar la capacidad del sistema sanitario.
- Un colapso del sistema sanitario implica no poder atender adecuadamente no solo a los casos con coronavirus, sino tampoco a cualquier otra persona con una enfermedad o proceso grave que requiera ingreso o tratamiento urgente.
Esto significa que, de forma directa o indirecta, el coronavirus nos puede hacer mucho daño. Porque aunque nos consideremos jóvenes, fuertes, sanos y no le tengamos miedo al virus, pensemos que nadie nos libra de tener una apendicitis…
Dicho esto, ¿Qué medidas debemos tomar para amortiguar el efecto negativo de esta crisis?
1. Aislamiento social
Lo primero que debemos recordar es que aunque no tengamos síntomas podemos ser una fuente de contagio a otras personas, y viceversa.
Por eso, esta medida es la más importante de todas y es necesario repetirla las veces que haga falta.
Aislamiento social significa evitar todo contacto humano innecesario, ¡aunque estemos bien!
En los medios de comunicación ya nos han advertido que evitemos las aglomeraciones y los espacios concurridos como centros comerciales, espectáculos, eventos, estaciones, aeropuertos…
Pero dadas las circunstancias excepcionales y el pronóstico incierto de esta situación, también es sensato y responsable aplazar cursos, reuniones, celebraciones, viajes y actividades grupales del tipo que sean.
Esta medida también incluye cafés, cervezas y cenas con amigos o visitas a familiares.
2. Medidas básicas de higiene y lógica
También hemos oído ya mil veces las recomendaciones sobre evitar el contacto físico directo como besos, abrazos, apretones de manos… (¡aunque no tengamos ningún síntoma!), no estornudar ni toser en la mano, no tocarse la cara, lavarse las manos con agua y jabón (en especial después de haber estado en supermercados, espacios públicos, al llegar a casa…).
Además, dado que una de las características del virus es su alta contagiosidad, si presentamos fiebre o síntomas parecidos a un resfriado o gripe, o procedemos de zonas de riesgo y nos hemos desplazado a otra localidad, no debemos salir de casa. También habrá que ser extremadamente meticulosos y minimizar el contacto con el resto de familiares o habitantes del hogar. Y, por supuesto, no acudir a centros médicos ni servicios de urgencias, sino llamar a los teléfonos que se están habilitando específicamente para gestionar esto.
Igualmente, hay que evitar las visitas o consultas a los servicios de urgencias que no sean verdaderamente urgentes. Aunque esto también debería hacerse siempre.
3. Compras y autoabastecimiento
El único objetivo o ventaja que le veo a hacer una compra más grande de lo habitual en estas circunstancias es evitar acudir innecesariamente todos los días a un espacio concurrido y altamente transitado como el supermercado.
Este objetivo podemos conseguirlo simplemente pasando de ir a comprar todos los días dos o tres cosas, a hacer una compra mensual de productos no perecederos (conservas, congelados, fondo de despensa habitual) y una compra quincenal de productos frescos.
Para eso, lo primero que tenemos que hacer es sentarnos y dedicar un rato a planificar y ver cuáles son nuestras necesidades reales de alimentos durante ese periodo de tiempo, en lugar de ir al supermercado para hacer acopio de cantidades ingentes de éstos como si viniera una glaciación.
De esta forma evitaremos contribuir a la sensación de pánico por desabastecimiento, y sobretodo que la gente acuda en masa a comprar “por si se queda sin” y genere aglomeraciones innecesarias (justo lo que tenemos que evitar).
También nos ahorraremos que muchos de estos alimentos comprados impulsivamente acaben echándose a perder o en la basura, y de paso aprenderemos a hacer una buena planificación y organización de los menús semanales (no hay mal que por bien no venga).
4. Evitar riesgos innecesarios
Aunque esto deberíamos aplicarlo siempre, ahora más que nunca debemos minimizar las probabilidades de necesitar un hospital.
Es una prioridad absoluta evitar el colapso del sistema sanitario. Y para ello, además de evitar o retrasar lo máximo posible el coger y contagiar este virus, hay otras medidas responsables que podemos tomar.
Una de las causas que más habitualmente se encuentra detrás de los accidentes e incidentes que acaban con una visita o estancia en el hospital es el consumo de alcohol.
Por lo tanto, reducir el consumo de alcohol puede resultar de especial interés en estos momentos. Además, empeora nuestras defensas.
Igual que si podemos evitar hacer viajes o desplazamientos innecesarios en coche.
Quizás tampoco sea buen momento para experimentar con el puenting u otras actividades y deportes de riesgo…
5. Fortalecer nuestra salud y nuestras defensas
Hasta ahora hemos visto medidas que contribuyen sobre todo a la prevención y protección de la sociedad como colectivo.
Pero ¿qué podemos hacer para proteger nuestra salud a nivel individual?
Alimentación
Antes de ponernos a buscar suplementos, multivitámicos o superalimentos que nos protejan debemos empezar por lo más simple y eficaz: optimizar nuestra alimentación.
Una buena alimentación es fundamental para que nuestra salud y nuestro sistema inmunitario se encuentren en buen estado para hacer frente a una infección.
Para ello lo principal es evitar productos ultraprocesados y basar la alimentación en comida real.
Además, si vamos a pasar más tiempo del habitual en casa, mi consejo es no comprar ni tener disponibles cerca estos productos ultraprocesados, que se vuelven especialmente atractivos cuando estamos más aburridos o estresados. ¡Y mucho menos hacer acopio de ellos!
Movimiento
El aislamiento social no implica necesariamente reducir nuestra actividad física.
Que estemos teletrabajando o nos hayan cerrado el gimnasio no nos condena a semanas de inactividad.
Tanto si podemos salir a la calle como si tenemos que quedarnos en casa en cuarentena, tenemos diferentes formas de incluir movimiento y ejercicio que ayudarán a fortalecer nuestras defensas:
- Paseos por espacios poco concurridos como la playa, el campo, el monte o la huerta.
- Subir y bajar las escaleras varias veces.
- Rutinas de ejercicios en casa. Podemos repetir las mismas rutinas que hacíamos en el gimnasio o buscar vídeos de entrenamientos guiados de cualquier tipo que nos guste, clases de yoga, de baile….
- Juegos activos con los niños que impliquen moverse, sentarse, agacharse, dar saltos…
Exposición solar
Dedicar unos minutos al día a tomar el sol es otra cosa que puede beneficiarnos bastante a varios niveles: fortalece el sistema inmune, disminuye los niveles de estrés y ayuda a dormir mejor.
Desde la terraza de casa o dando un paseo si podemos salir a la calle, cualquier oportunidad es buena para aprovechar esta exposición solar, preferiblemente por la mañana.
Reducir los niveles de estrés
El estrés es uno de los factores que más debilita nuestro sistema inmune y nos hace más susceptibles a padecer infecciones.
Entrar en pánico o la ansiedad anticipatoria ante la incertidumbre de esta situación contribuyen a aumentar nuestros niveles de estrés.
Existen muchas estrategias para ayudarnos a mantener la mente en calma frente a la adversidad. Podemos aprovechar este momento para empezar a investigar sobre el estoicismo, el autoconocimiento o la meditación, entre otras muchas herramientas.
De hecho, suelen las grandes crisis (personales o sociales) las que desencadenan grandes cambios. Estos cambios serán a mejor si, en lugar de resistirnos o bloquearnos, sabemos aprovecharlos, fluir, adaptarnos, aprender y crecer personalmente.
Pensar en que podemos aprovechar para formarnos en temas que llevábamos tiempo retrasando o para hacer cosas que teníamos pendientes y nunca encontrábamos tiempo… puedes ayudarnos a reducir la carga negativa de la situación.
También ayuda dedicarnos momentos diarios a actividades placenteras de ocio (leer, pintar, bailar, jugar, reir…), de conexión con nuestro propio cuerpo (estirar, tomar el sol…), de autocuidado…
Y no olvidemos mantener el contacto social con nuestros amigos y familiares… ¡que en este caso deberá ser virtual! Por suerte, las tecnologías nos lo ponen fácil: videollamadas, videoreuniones… ¿Qué tal una cena virtual con amigos?
Sueño y descanso
Por último, pero no menos importante, para que nuestro sistema inmune funcione adecuadamente también es fundamental tener un buen descanso nocturno.
Movernos y hacer ejercicio durante el día, comer saludablemente, respetar el ayuno intermitente de la noche, exponernos a la luz solar por la mañana y aplicar las estrategias de manejo del estrés que hemos visto más arriba nos ayudarán a mejorar la calidad de nuestro sueño y descansos nocturnos y por lo tanto a fortalecer nuestras defensas.
Como reflexión final, me gustaría que dedicaras unos segundos a pensar de qué quieres sentirte responsable cuando pase esta crisis:
- A) De haber ayudado al control de la epidemia y de haber salvado vidas gracias a tus medidas de precaución “exageradas”.
- B) De haber contribuido a la rápida expansión del virus, al colapso del sistema sanitario y al fallecimiento de cualquier persona más frágil que tú (incluidos familiares y amigos), por no haber querido tomar las medidas oportunas en el momento adecuado.
Excelente tu artículo, me encantó. Acá en Argentina estamos unos pasos atrás de ustedes, pero al parecer vamos por el mismo camino de la cuarentena. Veo mucha gente desesperada y sin embargo yo lo tomó tan relajando y tan feliz, lógicamente que con la preocupación necesaria por la expansión de la pandemia, pero sin enloquecer. Saludos.
Mucho ánimo por Argentina! Mi consejo desde la experiencia que estamos viviendo en España es que en esta situación merece la pena “pasarse de precavido”.
Saludos!
Excelso como siempre, eres grande Miriam! Dos preguntas: En caso de síntomas en principio no graves, como por ejemplo fiebre moderada, tos, etc., hay que ir al médico o llamar al 112? Y la segunda, se puede pasar dos veces la enfermedad en un plazo digamos de tres o cuatro meses, o se genera inmunidad por haberlo contraído? Gracias.
Hola Jose!
– Ante síntomas respiratorios de sospecha, siempre llamar por teléfono, no acudir al médico.
– En cuanto a la inmunidad, todavía quedan lagunas… Pero lo que se piensa hasta el momento es que se genera inmunidad por haberlo contraído.
Un saludo!
Enhorabuena Miriam. Toda ayuda es poca para nosotros los sanitarios y agradecemos mucho estos artículos que de forma tan sencilla esconden las únicas soluciones para esta Pandemia escritos de esta forma tan clarificadora.
Gracias infinitas a vosotros!!
Muchas gracias Miriam, me ha parecido muuuuy interesante todo lo que nos dices en este comunicado para contener la expansión rápida del virus muchas gracias.
Jesús Caravaca.
Muchas gracias a vosotros!!
Me ha encantado este artículo. Es completo. Habla de todo lo
Importante de manera clara y concisa.Gracias Miriam.
Gracias a vosotros por ayudar a que llegue a la mayor cantidad de gente posible!
Excelente artículo, sencillo, claro, directo y sobre todo muy necesario. Gracias Miriam
Gracias Antonio! Toda información es poca en estas circunstancias. Un abrazo!