Por aquí te dejo recién salida del horno la octava clase del curso de Cómo escoger buenos procesados, en el que estás aprendiendo a identificar por ti mism@ los productos buenos procesados para que puedas hacer tu compra saludable de la forma más rápida y fácil.
El pan y pasta son unos de los productos más consumidos por la población. Por eso, se intentan buscar alternativas menos malas que el pan blanco o la pasta clásica, habitualmente elaborados con harinas refinadas poco saludables.
Por ese motivo cada vez encontramos en los supermercados mayor variedad de pan integral, biscotes integrales, pasta integral o pasta de otros tipos, como la pasta de lenteja roja, la pasta de trigo sarraceno, etc.
Cómo escoger el mejor pan y la pasta
En esta clase vamos a analizar diferentes alternativas al pan blanco que podemos encontrar en el supermercado y que van a ser opciones menos malas que éste, como el pan alemán (pan de grano de centeno), las tostas de centeno integral 100% o las tortitas de arroz y de otros cereales inflados…
Además, también le daremos un repaso a los diferentes tipos de pasta que suelen recomendarse como buenos procesados (pasta integral, pasta de lenteja roja, pasta de trigo sarraceno, pasta sin gluten…) y entenderás si realmente son opciones más saludables que la pasta clásica.
Aquí tienes la videoclase:
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Bueno, pues ya conoces algunas alternativas al pan blanco que puedes encontrar en los supermercados y que son opciones menos malas.
Aunque, como ya te he contado en otras ocasiones, el pan debería ser sólo un producto de consumo ocasional (no diario), y siempre como un complemento que no protagonice una comida, ni desplace o sustituya a otros alimentos de mayor valor nutricional.
Y en cuanto a la pasta, tres cuartos de lo mismo. Y si has visto la clase, ya entenderás por qué no merece la pena comprar alternativas “más saludables” a la pasta clásica, salvo que sea porque realmente te gusten más o tengas alguna intolerancia que lo justifique.
Bueno, pues de deberes de esta clase no te voy a decir que vayas buscando por el supermercado las mejores alternativas al pan o a la pasta, sino que intentes proponerte reducir su consumo y limitarlo sólo a esas situaciones en las que realmente te merece la pena.
¡Te espero en la próxima clase! 🙂