
Es muy habitual que el Año Nuevo llegue cargado de buenos propósitos. Es un momento en el que nos inunda la motivación y las ganas de mejorar en muchos aspectos de nuestra vida.
Sin embargo, pasada la excitación inicial de los primeros días o meses del año, la vuelta a la rutina y la inercia hacen que las buenas intenciones se queden a veces sólo en eso… en intenciones.
Entonces, conforme avanza el año, empezamos a sentir frustración o sensación de fracaso al comprobar que no somos capaces de conseguir eso que nos habíamos propuesto. A menudo pensamos que lo que hemos perdido es la motivación o la fuerza de voluntad. Pero ¿sabes qué? ¡Ese no es el problema!
Como te explico más adelante, la mayoría de las veces el problema es que no somos conscientes de los obstáculos o barreras que encontramos en nuestra vida para poder llevar a cabo esos propósitos. No nos paramos a analizarlos y, por lo tanto, no podemos solucionarlos.
Además, cambiar de hábitos no es tan fácil, sobre todo si nadie nos ha enseñado a hacerlo.
Por eso, hoy te voy a enseñar una estrategia para formular y gestionar los propósitos de Año Nuevo (o de cualquier otro momento del año), y para aprender a reconocer los obstáculos que nos impiden llevarlos a cabo. De esta forma conseguiremos que los propósitos dejen de ser sólo intenciones, y se conviertan en realidades.
La estrategia consiste básicamente en hacer un “diario de propósitos”. ¡Vamos a verlo paso por paso!
Paso numero 1: Establece tu propósito
Establecer un propósito no es tan sencillo como parece.
De hecho, formular mal nuestros propósitos suele ser el principal motivo por el cual no los acabamos llevando a la práctica, ni logramos nuestros objetivos.
Proponte un hábito, no un resultado
En muchas ocasiones nos planteamos propósitos demasiado abstractos. Por ejemplo: “ponerme en forma”, “aprender inglés” o “comer mejor”.
El problema es que estos propósitos están mal planteados, porque se refieren a un resultado que queremos conseguir, en lugar de ser una acción que podemos ejecutar.
Por eso, en lugar de proponernos resultados deseados, deberíamos plantear los propósitos en forma de hábitos, tareas o acciones concretas. De esta manera, nos resultará mucho más sencillo empezar a ponerlos en práctica.
Y al final, será la repetición y el mantenimiento de estos hábitos, lo que nos acabe llevando a ese resultado deseado.
Veamos algunos ejemplos:
- En lugar de “este año voy a ponerme en forma”, puedes proponerte “voy a empezar un entrenamiento de fuerza”.
- En lugar de “voy a aprender inglés”, puedes proponerte “voy a apuntarme a clases particulares de inglés”.
- En lugar de “voy a comer mejor”, puedes proponerte “voy a disminuir el consumo de ultraprocesados”.
¿Notas la diferencia? Tu propósito ya no es un resultado o una idealización de lo que te gustaría llegar a conseguir, sino una acción concreta que puedes empezar a poner en práctica para alcanzar ese resultado.
Paso número 2: Concreta tu propósito
Una vez que ya hemos decidido el nuevo hábito que queremos incorporar en nuestra vida, lo siguiente que tenemos que hacer es decidir cuándo vamos a empezar, y concretar sus características.
Establece una fecha de inicio
Da igual cuándo quieras empezar, pero pon una fecha, y ponla ya.
Recuerda que no hace falta que sea día 1, ni lunes… Mañana puede ser un buen día.
¿Ya la tienes? Pues seguimos.
Decide cuándo y cómo lo quieres hacer
Concretar la tarea es decidir cómo y cuándo la vas a llevar a cabo.
Siguiendo con los ejemplos que veíamos antes:
- “Voy a empezar un entrenamiento de fuerza”. Podemos concretarlo de la siguiente manera: “voy a ir al gimnasio a entrenar fuerza, con un entrenador personal, todos los lunes y miércoles”.
- “Voy a apuntarme a clases particulares de inglés”. Podemos concretarlo así: “voy a ir a una academia de inglés, todos los jueves”.
- “Voy a disminuir el consumo de ultraprocesados“. Lo podríamos concretar como: “voy a dejar de comprar y consumir ultraprocesados en mis desayunos y meriendas”.
Bueno, pues ahora ya tienes una tarea o hábito concreto y bien definido, y una fecha para empezar a ponerlo en práctica. ¿Y ahora qué?
Paso número 3: Experimenta tu propósito
Personalmente, no me gusta ver los propósitos como “retos”. Prefiero verlos como experimentos o proyectos.
La diferencia es sencilla. Un reto lo cumples o no lo cumples, lo superas o no lo superas, tienes éxito o fracasas.
Por el contrario, cuando pones en marcha un proyecto o un experimento, si algo no se cumple o no sale como tú esperas, lo que haces es evaluar y analizar qué ha podido fallar. Detectas cuál es el obstáculo que se ha interpuesto, buscas la manera de corregirlo y vuelves a experimentar. No existe el fracaso. Es un proceso de aprendizaje y mejora continua.
Por lo tanto, ahora que ya sabes cuál es el nuevo hábito que quieres incorporar a tu vida, cuándo y cómo quieres hacerlo… ¡Puedes empezar a experimentar!
Pero aquí no acaba todo… ahora empieza lo más interesante.
Paso número 4: Evalúa tu propósito
Es imposible saber si realmente estamos llevando a la práctica el nuevo hábito que nos hemos propuesto, si no hacemos un seguimiento objetivo del mismo.
Aquí es donde entra en juego nuestro “diario de propósitos“. (Descárgatelo antes de continuar, y así podrás ir viéndolo a la vez que te lo voy explicando).
Seguimiento de hábitos
Nuestra memoria o la sensación subjetiva de que estamos cumpliendo mejor o peor con el nuevo hábito suele traicionarnos, por lo que no deberíamos fiarnos sólo de ella.
Por eso, necesitarás alguna herramienta (como el diario de propósitos que te acabas de descargar) que te permita evaluar cómo es tu adherencia al nuevo hábito. De esta forma puedes hacer una autoevaluación y llevar un seguimiento objetivo de su cumplimiento.
Lo único que tienes que haces es ir marcando si has cumplido (carita verde) o no (carita roja) el hábito, tarea o acción que te has propuesto llevar a cabo.
Como puedes ver, el diario de propósitos que te he dejado está diseñado para hacer un seguimiento de hábitos de alimentación evaluando cada comida de manera diaria. (Ya te imaginarías que no te iba a dejar un diario de aprendizaje de chino). Pero puedes hacer el tuyo propio adaptado al hábito y a la frecuencia que tú elijas.
Análisis de obstáculos
Seguro que no es la primera vez que has empezado el año con el mismo propósito.
Y es que a todos nos ha pasado que empezamos a poner en práctica un nuevo hábito con muchas ganas pero, al cabo de un tiempo, nos damos cuenta de que lo hemos acabado abandonado.
¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué lo hemos abandonado? ¿Acaso hemos perdido la motivación por conseguir los buenos propósitos? ¿Es que ya no queremos estar en forma, aprender inglés, mejorar nuestra alimentación o nuestra salud?
¡Claro que no! No es que hayamos perdido la motivación ni la ganas… Entonces, ¿Cuál es el problema?
El problema son los obstáculos con los que nos encontramos en la vida real y que nos impiden poner en práctica o mantener estos buenos propósitos.
Además, muchas veces no somos ni conscientes de cuáles son realmente esos obstáculos o barreras que se interponen en nuestro camino. Por lo tanto, tampoco podemos saber qué hacer para solucionarlos.
Por ello, es imprescindible analizar cuáles son estos obstáculos que se interponen una y otra vez en nuestro camino, y que nos impiden llevar a cabo nuestros propósitos cada vez que lo intentamos.
Y la pregunta es ¿cómo analizo esto? ¿como puedo ser consciente de mis obstáculos?
Pues para esto también sirve nuestro “diario de propósitos”.
Lo único que tienes que hacer es una pequeña anotación cada vez que no puedas cumplir el hábito que te has propuesto. Es decir, reflexionar y apuntar cuál ha sido el motivo que te ha impedido llevarlo a cabo en esa ocasión. Y, a continuación, alguna posible solución.
Ejemplo 1:
Hoy, en lugar de cenar comida real como me había propuesto, he cenado una pizza precocinada. Motivo: porque no tenía nada ganas de pensar la cena ni de cocinar ¿Posibles soluciones? Tener ya planificado el menú semanal o tener ideas de recetas rápidas y saludables.
Ejemplo 2:
Casi todos los lunes me salto el entrenamiento de fuerza. Motivo: estoy muy cansada los martes. ¿Posibles soluciones? Cambiar el entrenamiento de día o acostarme más pronto los domingos.
Cuando empieces este experimento encontrarás obstáculos muy diferentes; más grandes o más pequeños. Algunos fácilmente modificables, y otros simplemente imposibles de eliminar a día de hoy en tu situación actual.
Pero sea como sea, conocer estos obstáculos te permitirá:
- Intentar buscar una solución, para aquellos que la tengan.
- O bien, si a día de hoy no existe una solución factible, entender y aceptar por qué no puedes mantener ese hábito en tus circunstancias actuales. Sin frustración, sin culpabilidad y sin pensar que lo que te falta es “motivación” o “fuerza de voluntad”.
También te darás cuenta de que, a menudo, el obstáculo con el que te chocas siempre es el mismo: la falta tiempo, el cansancio, la falta de organización… Y esto te dará mucha información sobre las cosas importantes que realmente necesitas cambiar en tu vida antes incluso de poder empezar a plantearte un propósito.
Bueno, espero que este nuevo enfoque te sea de utilidad a la hora de plantearte propósitos y cambios de hábitos para el nuevo año que entra, o para cualquier otro momento… ¿Tienes pensado ya alguno?
Felicitaciones. Feliz año. Me gusta mucho tu cuenta de Ig y el blog. Siempre los leo y saco muchas cosas (sobre todo recetas) que aplico a mi vida diaria. Hasta me motivaste a iniciar un blog propio, si algún día tenes ganas pegate una vueltita.
papaifuncional.com
Saludos desde Buenos Aires.
Hola! Muchas gracias! Sí! recuerdo hablar contigo por Ig casi desde mis inicios! Me alegro mucho de que lo que comparto te haya resultado de utilidad y de inspiración, es un honor! Espero que te vaya genial y mucha suerte con tu blog 🙂
Un saludo!
Muy bueno y aplicable absolutamente a todo
Muchas gracias! Un besote 🙂
Me encantó!!!!! Es una manera sencilla de alcanzar lo que buscamos ….
Mil gracias
Me alegro mucho!! Gracias a ti 🙂