
No hay ningún problema para la salud en utilizar aceite de coco virgen.
Tradicionalmente se había desaconsejado su utilización por su alto contenido en grasa saturada. Sin embargo, actualmente no hay evidencia científica de que las grasas saturadas sean la causa del aumento del colesterol ni del riesgo cardiovascular.
Desde un punto de vista culinario, al ser muy estable a altas temperaturas, puede ser una buena opción para freír o saltear alimentos. Y además, por su potente sabor, aporta un toque exótico a algunos platos.
Por otro lado, no ofrece una clara ventaja frente al aceite de oliva virgen extra (AOVE), ni es más saludable. Tampoco tiene propiedades milagrosas, ni es un “superalimento”.
Y entre las desventajas que podemos encontrar destacaría:
- Que su procedencia es muy lejana (por lo cual no es ecológico ni sostenible).
- Que es muy caro.
- Que aporta un sabor potente a coco a los platos, no apto para todos los gustos.
Por lo tanto,
- No lo rehuyas pensando que es perjudicial para la salud, pero tampoco te obligues a consumirlo pensando que es un superalimento con superpropiedades.
- Si te gusta el sabor o el toque exótico que le da a ciertas recetas puedes utilizarlo tranquilamente. Yo lo utilizo por ejemplo para saltear plátano y para hacer alguna receta de curry.
- Para cocinar el resto de tus platos habituales y para aliñar, lo ideal es seguir utilizando el aceite de oliva virgen extra. Porque no es menos saludable que el aceite de coco, pero sí es más barato, más cercano y, por lo tanto, más sostenible para el planeta.
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