
Una de las cosas que más cuesta a la hora de cambiar nuestros hábitos de alimentación es aumentar el consumo de verduras y conseguir hacerlas protagonistas de nuestros platos.
Por eso, hoy vamos a ver los motivos más habituales por los cuales las verduras producen rechazo, y qué podemos hacer para solucionarlo.
Las verduras, a diferencia de los ultraprocesados, no han sido diseñadas para gustar: son amargas, de textura fibrosa, de colores extraños… De hecho, si no estás habituado a comerlas desde pequeño, es todo un reto empezar a introducirlas en tu alimentación.
Además, si no estás familiarizado con las verduras, se suman otros factores que pueden ponértelo aún más difícil. Por ejemplo, saber escogerlas en su punto óptimo o prepararlas adecuadamente puede ser la clave para que pases de odiar una verdura a amarla.
Puede que haya una verdura que no te entusiasme, que se te atragante o que no puedas ni ver. Tranquil@, si comes abundante cantidad y variedad del resto de verduras no pasa nada, seguramente puedas vivir sin ella.
El problema está cuando es el “concepto verdura” el que se te atraganta. En ese caso sí que es importante ir analizando qué es lo que no te gusta de cada verdura, y probar diferentes alternativas antes de rechazarla definitivamente.
¿Por qué no me gustan las verduras?
El motivo más frecuente es porque nuestro paladar se encuentra “anestesiado” o secuestrado por los sabores excesivamente intensos y palatables de los productos ultraprocesado.
En estos casos, simplemente al abandonar estos ultraprocesados, empezamos poco a poco a apreciar más y a rechazar menos el sabor de las verduras. Sin tener que hacer nada más. Es la magia de la comida real 🙂 , como expliqué en la clase de claves para una alimentación saludable.
Habitualmente es el sabor y/o la textura de las verduras lo que más desagradable nos resulta. Sin embargo, también hay otros motivos (más frecuentes de lo que crees) que pueden hacer que una verdura no te guste:
- Igual no la has probado en su punto. No es raro probar una verdura por primera vez con tan mala suerte de que te salga especialmente amarga, insípida o rancia. Probablemente a esa verdura ya le eches las cruces para siempre sin darle una segunda oportunidad. Sin embargo, puede ser simplemente que estuviera fuera de temporada, que llevara un tiempo en una cámara de conservación, que estuviera poco madura o incluso pasada…
- Quizá no la has preparado en su mejor versión. Algunas verduras cambian totalmente si las comes crudas o cocinadas; si las haces al vapor, guisadas, asadas o a la plancha; si las picas, trituras o bates… Por lo tanto, es posible que no hayas encontrado todavía la forma de comerla que a ti más te gusta.
- O a lo mejor no la hayas aliñado, condimentado o combinado adecuadamente. Una buena vinagreta, el punto de sal, las especias o el incorporarlas de forma estratégica en salteados, guisos o tortillas con otros alimentos, puede hacer que comer esa verdura se convierta en una experiencia completamente diferente.
¿Qué hago si no me gustan las verduras?
Mi consejo es que antes de decidir que una verdura no te gusta, le des unas cuantas oportunidades…
Pregúntale a alguien con experiencia en verduras
Por ejemplo, has comprado varias veces aguacate pero no te ha gustado. Es probable que lo hayas probado demasiado verde o demasiado maduro, pero no lo sabes porque no tienes un buen “aguacate de referencia” con el cual comparar.
Por eso, que para saber si una verdura te gusta o no definitivamente, primero pídele a una persona con experiencia que te la de a probar en su punto óptimo. Igual descubres que cuando la pruebas en su punto sí que te gusta.
Intenta cambiar o disimular lo que menos te gusta de la verdura
Si lo que no nos gusta de una verdura es su textura o su sabor, hay muchas cosas que podemos hacer para modificarlos.
1- Prueba a cocinar la verdura de diferentes formas
Cada manera de cocinar la verdura le aporta una textura distinta. Sólo tienes que encontrar la que más te convenza.
- Por lo general, las verduras hervidas o guisadas en exceso son las que suelen quedar con peor textura.
- Sin embargo, salteadas en la sartén, en el wok, al vapor o al microondas (durante poco tiempo) tendrás una textura “al dente”, crujiente y más agradable.
- Si las quieres bien cocinadas pero con una textura más agradable que cuando se cuecen, las puede asar en el horno o a hacer la plancha.
- También puedes conseguir una textura muy crujiente tipo “chips”, haciéndolas en el horno con cortes muy finos y/o usando el grill.
- Finalmente, si nada de esto te convence, siempre puedes triturarlas para hacer un batido de verduras crudas, una crema (fría o caliente) o un paté vegetal.
- O si quieres echarle más imaginación, puedes incluso “camuflarlas” con otras formas: como base para pizza, en forma de cuscus, de fideos, de espaguetis, de hamburguesa o de albóndiga de verduras…
2- Disminuye el tiempo de cocción de las verduras
Es muy frecuente sobrecocinar las verduras. Esto, además de hacer que pierdan más nutrientes (como expliqué en este artículo sobre la mejor forma de cocinar los alimentos), las deja con una consistencia y color menos agradables. Sí, por el contrario las cocinas menos tiempo, la textura quedará más crujiente y el color brillante y llamativo.
3- Juega con los cortes y formas de las verduras
Experimenta la verdura en diferentes tamaños y cortes. Picada, espiralizada, rallada… La textura y el sabor cambian con el tamaño y la forma de los trozos de las verduras.
4- Aliña y condimenta bien las verduras
Las verduras solas son bastante sosas e insípidas. Sobre todo si nuestro paladar todavía está bajo la influencia de los intensos sabores de los ultraprocesados. Por eso, para empezar a disfrutar con ellas es fundamental aliñarlas y condimentarlas adecuadamente (AOVE, vinagre, sal, especias y hierbas aromáticas…), con vinagretas o salsas caseras saludables.
5-Combina las verduras con otros ingredientes
- Si aún así sigue sin atraerte su sabor, también puedes combinarlas con otros ingredientes que tengan un sabor potente, como ajo, queso, etc.
- Mezcla verduras con diferentes texturas y sabores, crudas y cocinadas, que te gusten más y menos.
- Combínalas también con otros alimentos de diferentes texturas y sabores.
- Empieza incorporando una pequeña cantidad de esa verdura a otros platos o recetas, y auméntala poco a poco conforme te vayas acostumbrando a su sabor.
Pues ya lo sabes, si no te gustan las verduras o aún no les terminas de coger el punto, espero que todo esto te sirva de ayuda. Y si necesitas ideas sobre cómo aumentar su consumo o cómo prepararlas para que estén ricas, puedes echarle un vistazo al curso de cómo comer más verduras.

A mí no me gustan mucho las verduras comerlas solas, sin embargo en tartas o comidas mezcladas en poco cantidad las como si no no me gustan😭 me gustaría poder comerlas solas sin que se me haga feo😭 pero de apoco lo iré intentando
Poco a poco. Hay muchas formas de integrarlas en la alimentación, y no es necesario tener que comerlas solas para obtener sus beneficios, sino encontrar la forma en la que más fácil te resulta comerlas.
Si estás en la escuela online te aconsejo echar un vistazo al curso de cómo comer más verduras porque encontrarás muchas ideas 🙂
Me encanto como explicas cada cosa detalladamente y cómo das las posibles soluciones
Muchas gracias Evelin! Me alegro de que te haya gustado 🙂 Un abrazo
Me encantan tus explicaciones
Ojalá consiga aplicarlo a mi vida
Poco a poco, seguro que lo
consigues! Ya sabes que lo importante no es buscar hacerlo perfecto, sino cada día un poquito mejor ☺️