
¿Te has preguntado alguna vez si lo que comes o bebes lo haces porque realmente quieres?
Probablemente tu respuesta sea: “¡Menuda tontería! ¡Pues claro que como y bebo lo que quiero.”
Yo también pensaba eso, hasta que decidí comprobarlo…
¿Es saludable un alimento del que no puedo prescindir?
Habitualmente clasificamos los alimentos en saludables o no saludables en función de su valor nutricional, de sus ingredientes, de su grado de procesamiento… Pero pocas veces nos paramos a analizar el efecto que tienen sobre nuestra conducta, o el grado de dependencia que nos generan.
A mí, personalmente, un alimento, bebida o producto concreto del que no puedo prescindir, o “sin el que no podría vivir”, me hace replantearse si es realmente saludable para mí.
¿Qué alimentos nos producen más dependencia?
Ya sabemos que los productos ultraprocesados tipo galletas, bollería, chucherías, patatas fritas y snacks similares, pizzas, hamburguesas, etc. están diseñados especialmente para generarnos conductas adictivas, como vimos en el curso de introducción a la comida real.
Muchos de los alimentos o productos que tenemos normalizados en nuestro día a día pueden producirnos una relación de necesidad-dependencia; incluso aunque se consideren saludables. Algunos como el pan, el queso, la leche, la cerveza, la Cocacola, o el café, destacan especialmente por ello. (Hoy no voy a entrar en si estos alimentos o productos son más o menos saludables desde un punto de vista nutricional. Pero en estos otros artículos podéis profundizar más sobre el pan o los lácteos.)
La dependencia que nos pueden producir estos alimentos puede ser una dependencia física, psicológica, social, cultural… O, simplemente, depender de ellos por comodidad, falta de recursos o de alternativas para sustituirlos.
Muchas veces, incluso puede ser una combinación de varias de ellas.
En ocasiones, el hecho de que su consumo sea algo habitual, “normal”, o esté completamente aceptado social y culturalmente, nos dificulta mucho el poder reconocer estas dependencias.
La importancia de conocer estas dependencias
Detectar y reconocer estas dependencias es importante porque pueden deteriorar nuestro patrón global de alimentación y hacerlo menos saludable.
También pueden ser el factor limitante que obstaculice nuestra pérdida de peso, o que nos impida alcanzar los objetivos que nos hayamos propuesto con la alimentación.
¿Cómo saber si dependes de un alimento?
Es muy sencillo. Sólo tienes que intentar vivir un mes sin ese alimento, bebida o producto.
Es un experimento corto pero muy eficaz, y del cual puedes obtener muchísima información y beneficios.
La mayoría de las veces intuimos cuáles son esos alimentos de los cuales dependemos demasiado. Pero, otras veces, no somos conscientes de cuánto dependemos hasta que intentamos vivir sin ellos.
En realidad, no podemos asegurar que no dependamos de un alimento si nunca hemos estado al menos un mes entero sin consumirlo. Es decir, que dependemos de ese alimento hasta que no demostremos lo contrario.
¿Estás dispuest@ a descubrirlo?
Paso 1: Elige el alimento que quieras evaluar
Lo primero que habría que hacer es una lista con esas cosas que sabes que te gustan mucho, que comes o bebes frecuentemente, incluso a diario, y que “no te apetece pensar en dejar de comer o beber”.
Es mejor que sean alimentos, bebidas o productos concretos, para poder evaluarlos más fácilmente. Es decir, no cosas genéricas tipo “cosas dulces”, “harinas”, “lácteos”; sino cosas concretas como “galletas”, “pan”, “queso”, “cerveza”, etc.
Si no se te ocurre ninguno, puedes preguntar a algún amigo o familiar que te conozca bien… (Ya sabes, a veces se ve antes la paja en el ojo ajeno…). Si no, también puedes probar con los que producen dependencia más frecuentemente: ¿pan, queso, leche, cerveza…?
Por ejemplo, yo en su momento hice mi lista con: pan, pasta, leche, queso, café y chocolate.
Una vez que tengas tu lista, a continuación, escoge de la lista el alimento, bebida o producto con el que quieras hacer el experimento. Solamente uno. Por ejemplo, el pan.
Paso 2: Empieza el experimento
Ya sólo queda que elijas una fecha de inicio para empezar.
A partir de ese momento el experimento consiste en intentar estar un mes entero sin consumir ese producto.
Te aconsejo que hagas un seguimiento de este experimento con un diario como el que te puedes descargar en el artículo del diario de propósitos.
Así podrás ir evaluando y anotando las sensaciones que tienes, y las dificultades u obstáculos que te encuentras para conseguir tu propósito de estar un mes sin ese alimento.
Recuerda que es un experimento, no un reto. Sólo queremos descubrir si somos o no dependientes de un alimento, los principales motivos de esa dependencia, y las posibles soluciones que te ayudarían a poder prescindir de él, en caso de que quieras o necesites hacerlo.
Por ejemplo:
- Si intentas estar un mes sin comer pan, y el primer día te resulta difícil porque no sabes qué desayunar, pues ya sabes que lo que necesitas buscar son alternativas e ideas de desayuno que no requieran pan.
- Si descubres que necesitas comer pan en la comida porque sino te quedas con hambre, ya sabes que lo que necesitas es aumentar el tamaño del plato de comida comida para no necesitar ese pan para saciarte.
- Si lo que te pasa es que te resulta muy difícil no comerte el pan si lo tienes delante, aunque tengas alternativas, y aunque no tengas hambre… Pues igual descubres algo nuevo sobre el efecto que tiene el pan sobre ti… Y puede ponértelo más fácil no comprándolo durante el tiempo que dure el experimento.
¿Y ahora qué?
Si has hecho el experimento ya sabrás si realmente consumes ese alimento porque quieres, y no porque lo necesitas o no puedes prescindir de él.
Pueden haber pasado tres cosas:
- Que hayas podido prescindir perfectamente durante todo el mes de ese alimento, bebida o producto. En tal caso, está claro que no lo necesitas ni dependes de él. Así que ya sabes que si lo comes, es realmente porque quieres.
- Que te haya costado bastante pero que, buscando alternativas, con imaginación o por simple cabezonería, hayas encontrado la forma de poder prescindir de ello durante todo el mes. En este caso, el experimento te ha servido para aprender a no depender de ese alimento, bebida o producto. A partir de ahora, ya sabes que puedes vivir sin él, y que cuando lo comas, lo harás porque realmente lo eliges hacer, y no porque lo necesites.
- Que no hayas sido capaz de estar un mes entero sin consumirlo. En este caso habrás aprendido mucho de tu relación con ese alimento. Ahora eres consciente de que dependes de él y por qué. Y además tienes una pista de las cosas que necesitarías cambiar para poder empezar a prescindir de él, en caso de que quieras cambiar ese hábito.
Bueno, espero que este artículo os ayude a reconocer esas dependencias que puedan ser un obstáculo en el alcance de vuestros objetivos. Y, ¿por qué no?, a ser un poco más libres en vuestra alimentación. 🙂
Hola Miriam! Totalmente cierto. A mi me pasa con el pan, pero curiosamente solo en el desayuno, porque por la mañana me apetece café con pan tostado y aove. Supongo que será falta de alternativas, así que tendr que buscar otras alternativas porque la verdad es que quiero dejar de comerlo. Un saludo.
Hola Marga!
Es muy habitual depender del pan en el desayuno… pero como tú dices, suele ser más bien por falta de alternativas! Te dejo el enlace a este otro artículo para que descubras nuevas ideas de desayunos saludables. Un saludo